Enfermedades neurodegenerativas

Las enfermedades neurodegenerativas afectan varias actividades que el cuerpo realiza, como el equilibrio, movimiento, hablar, respirar y funciones del corazón. Muchas de estas enfermedades son genéticas. Las causas pueden ser alcoholismo, un tumor o un ataque cerebrovascular (ACV). Otras causas incluyen toxinas, químicos y virus. Otras veces, las causas se desconocen.

Las enfermedades neurodegenerativas constituyen un grupo heterogéneo de enfermedades que afectan al sistema nervioso central (SNC) y se caracterizan por una pérdida neuronal progresiva en áreas concretas cerebrales o sistemas anatomofuncionales.

Entre las más de 100 entidades descritas como enfermedades neurodegenerativas, se decide, para elaborar este artículo, hacer hincapié en el manejo de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y la enfermedad de Parkinson (EP), así como la esclerosis múltiple (EM), que si bien no entra dentro de la clasificación, comparte con aquellas varias características de manejo: origen multifactorial, causa desconocida, ausencia de un test diagnóstico específico, inespecificidad de los síntomas iniciales con múltiples formas de presentación, impacto emocional del diagnóstico para el paciente y su familia, pérdida de autonomía (diferentes grados de discapacidad), afectación de la calidad de vida y necesidad de recursos médicos y sociales a lo largo de su evolución.

Se trata de una enfermedad del SNC caracterizada por la degeneración progresiva de las neuronas motoras de la corteza cerebral (neuronas motoras superiores [NNMMSS]), tronco del encéfalo y médula espinal (neuronas motoras inferiores [NNMMII]). Tiene un curso implacablemente progresivo que conduce a la muerte habitualmente por insuficiencia respiratoria en un plazo de 2 a 5 años tras el diagnóstico.

La incidencia de la ELA en Europa se mantiene entre 2 y 16 casos por cada 100.000 personas y año, siendo el riesgo de padecer la enfermedad a lo largo de la vida de 1:350 en hombres y 1:400 en mujeres. En España la incidencia es de un caso cada 100.000 habitantes y año, y la prevalencia es de 3,5 casos por cada 100.000 habitantes1,3.

Las investigaciones etiológicas sugieren un origen exógeno más que genético, pero aún no se han identificado los agentes implicados. Un 5-10% de los casos de ELA son familiares con herencia mendeliana, principalmente la mutación del gen SOD-1, que está presente en el 20% de esos casos. Prácticamente un 90% de los casos son formas esporádicas de la enfermedad (pese a que en un 5% de ellas se detecta la misma mutación).

Se trata de la enfermedad neurodegenerativa más frecuente después de la enfermedad de Alzheimer. Su incidencia aumenta rápidamente con la edad, afecta al 1% de los mayores de 60 años y al 4% de los mayores de 80 años; se estima que en España la incidencia es de 16 casos por cada 100.000 personas y año. La prevalencia es de entre 100 y 200 casos por cada 100.000 personas mayores de 40 años. La mayoría de los estudios demuestran una discreta preponderancia en hombres o ninguna diferencia en la prevalencia entre sexos.

Se desconocen con precisión su origen (probablemente multifactorial) y sus mecanismos fisiopatológicos. La mayoría de los casos son esporádicos, pero los factores genéticos tienen un mayor impacto cuando la clínica se inicia antes de los 50 años. Se han identificado casos de EP hereditaria con herencia dominante (poco frecuente), y de EP juvenil de herencia recesiva. En estos momentos no se recomiendan estudios genéticos, salvo en familias con múltiples miembros afectados en más de una generación, que sugieran herencia dominante y en casos esporádicos, si la edad de inicio es previa a los 40 años.

Su patogenia se caracteriza por la degeneración de las neuronas dopaminérgicas de la sustancia nigra y por el desarrollo de cuerpos de Lewy en las neuronas dopaminérgicas residuales. Se considera que se produce un equilibrio entre las neuronas y los receptores dopaminérgicos una vez que se inicia la degeneración hasta que la pérdida de las neuronas dopaminérgicas supera el 60%, momento en que aparecen los síntomas motores. Estos cambios podrían detectarse hasta 20 años antes de iniciar los síntomas motores y se acompañarían de pródromos clínicos de síntomas no específicos como hiposmia (73-90%13), estreñimiento y fatiga. El uso de la hiposmia como diagnóstico precoz no está claro .

Se trata de nuevo de una enfermedad cuyo diagnóstico es eminentemente clínico y debe revalorarse a lo largo del tiempo, ya que a medida que progresa, el diagnóstico se hace más certero. El diagnóstico de certeza lo aporta la anatomía patológica.

Las tareas principales de la AP en esta enfermedad son: el soporte y acompañamiento al paciente y a su familia a medida que va perdiendo autonomía, intentar mantener en cada momento la mayor calidad de vida posible, y conocer los síntomas de progresión, los efectos secundarios de los fármacos implicados en el tratamiento y los fenómenos asociados (on-off, discinesias, etc.) al tratamiento prolongado.

La demencia es un síndrome –generalmente de naturaleza crónica o progresiva– caracterizado por el deterioro de la función cognitiva (es decir, la capacidad para procesar el pensamiento) más allá de lo que podría considerarse una consecuencia del envejecimiento normal. La demencia afecta a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio. La conciencia no se ve afectada. El deterioro de la función cognitiva suele ir acompañado, y en ocasiones es precedido, por el deterioro del control emocional, el comportamiento social o la motivación.

La demencia es causada por diversas enfermedades y lesiones que afectan al cerebro de forma primaria o secundaria, como la enfermedad de Alzheimer o los accidentes cerebrovasculares.

La demencia es una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores en todo el mundo. Puede resultar abrumadora no solo para quienes la padecen, sino también para sus cuidadores y familiares. A menudo hay una falta de concienciación y comprensión de la demencia, lo que puede causar estigmatización y suponer un obstáculo para que las personas acudan a los oportunos servicios de diagnóstico y atención. El impacto de la demencia en los cuidadores, la familia y la sociedad puede ser de carácter físico, psicológico, social y económico.

Signos y síntomas

La demencia afecta a cada persona de manera diferente, dependiendo del impacto de la enfermedad y de la personalidad del sujeto antes de empezar a padecerla. Los signos y síntomas relacionados con la demencia se pueden entender en tres etapas.

Etapa temprana: a menudo pasa desapercibida, ya que el inicio es paulatino. Los síntomas más comunes incluyen:

  • tendencia al olvido;
  • pérdida de la noción del tiempo;
  • desubicación espacial, incluso en lugares conocidos.

Etapa intermedia: a medida que la demencia evoluciona hacia la etapa intermedia, los signos y síntomas se vuelven más evidentes y más limitadores. En esta etapa las personas afectadas:

  • empiezan a olvidar acontecimientos recientes, así como los nombres de las personas;
  • se encuentran desubicadas en su propio hogar;
  • tienen cada vez más dificultades para comunicarse;
  • empiezan a necesitar ayuda con el aseo y cuidado personal;
  • sufren cambios de comportamiento, por ejemplo, dan vueltas por la casa o repiten las mismas preguntas.

Etapa tardía: en la última etapa de la enfermedad, la dependencia y la inactividad son casi totales. Las alteraciones de la memoria son graves y los síntomas y signos físicos se hacen más evidentes. Los síntomas incluyen:

  • una creciente desubicación en el tiempo y en el espacio;
  • dificultades para reconocer a familiares y amigos;
  • una necesidad cada vez mayor de ayuda para el cuidado personal;
  • dificultades para caminar;
  • alteraciones del comportamiento que pueden exacerbarse y desembocar en agresiones.

¿Qué hongos medicinales tienen propiedades útiles en enfermedades neurodegenerativas?

A través de los hongos seleccionados pretendemos una mejor respuesta del tratamiento convencional y reducir los efectos asociados a estos tratamientos.

Melena de león

Mediante Micoterapia es posible actuar de manera preventiva, así como frenar la velocidad del deterioro que sufren los afectados por esta patología teniendo en cuenta la combinación de los factores desencadenantes como daño oxidativo, toxinas ambientales y envejecimiento acelerado.

Regenera los tejidos que favorecen las conexiones neuronales y mejora la función cerebral. La acción de la Melena de león se basa tanto en su capacidad de regeneración de la mielina como por su capacidad para regenerar nuevas sinapsis gracias a su contenido en hericinonas y erinacinas que actúan como agentes que potencian el factor de Crecimiento Nervioso (NGF). 

El extracto de la Melena de león promueve la estabilidad neuronal y el desarrollo normal de las células cerebrales, sin mostrar efectos tóxicos o daño en estas células.

Ciertas moléculas del hongo Hericium erinaceus (Melena de león) como las hericenonas y erinacinas estimulan la síntesis del Factor de Crecimiento Nervioso.

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Melena de león
Reishi

Potente antioxidante. Frena el envejecimiento celular. El Reishi es el hongo anti senescencia por excelencia. Los radicales libres, son capaces de oxidar biomoléculas que resultan en muerte celular o daño tisular. Muchos estudios han mostrado el efecto antioxidante de Reishi, concluyendo que, gracias a la capacidad de sus principios activos de captar radicales libres, puede mejorar la disminución del estado de oxidación relacionado con la edad.

Ganoderma lucidum (Reishi) puede proteger de la degeneración neuronal dopaminérgica y atenuar la respuesta inflamatoria de células de la microglia a estímulos exógenos y endógenos. Entre otras muchas propiedades, a G. lucidum se le atribuyen propiedades anticolinérgicas. Un extracto acuoso de G. lucidum inhibió la actividad motora espontánea y actuó como relajante muscular. Extractos ricos en polisacáridos solubles en agua mostraron no solo actividad anticolinérgica sino también efecto antioxidante, lo que contribuye a frenar el daño oxidativo. La administración de G. lucidum, gracias a la capacidad de captación de radicales libres de sus principios activos, puede mejorar la disminución del estado antioxidante relacionado con la edad.

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Reishi
Shiitake

Hipolipemiante
Antioxidante
Fibrinolítico

La fracción polisacárida del extracto de Shiitake (Lentinus edodes) presenta la capacidad de reducir los niveles totales de colesterol y prevenir la formación de depósitos de éste en las paredes vasculares y de placa de ateroma, alterando también el metabolismo lipídico dado que actúa sobre enzimas clave y sobre la expresión de un gen implicado en la susceptibilidad genética de padecer aterosclerosis Además la lentionina presente en el shiitake posee actividad antinflamatoria y antioxidante contribuyendo a mejorar la circulación vascular y prevenir del daño del endotelio. Otras características a destacar es su actividad fibrinolítica ayudando en la prevención de formación de trombos.

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Shiitake

¿Cómo saber si tengo una enfermedad neurodegenerativa?

Los síntomas más frecuentes de cualquier enfermedad neurodegenerativa incluyen pérdida de la memoria, falta de coordinación, apatía, ansiedad, cambios del estado de ánimo y pérdida de las inhibiciones. Los síntomas tienden a empeorar a medida que la enfermedad progresa, y pueden aparecer otros nuevos.

Enfermedades neurodegenerativas

Enfermedades neurodegenerativas
Las enfermedades neurodegenerativas, que afectan al sistema nervioso y ocasionan el desgaste progresivo de neuronas en áreas concretas del cerebro, van en aumento en el mundo. Se estima que existen más de 100 tipos, entre las que destacan la de Parkinson, de Huntington, demencia senil y esclerosis lateral amiotrófica.

¿Qué perspectivas actuales tenemos acerca de los cambios que se producen en el proceso de envejecimiento del cerebro?

Por de pronto, hay que decir que el proceso de envejecimiento es un producto de la carga genética del individuo y su desarrollo en un medio ambiente determinado. Hoy empezamos a saber que en el individuo adulto joven las neuronas no mueren de un modo generalizado en la corteza cerebral, aun cuando sí en algunas otros áreas del cerebro, y que, junto a ello, hay generación de nuevas neuronas en diferentes áreas del cerebro.

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